¿Qué pasaría si combináramos dos de nuestros tópicos favoritos: bicicletas y arte? Estoy seguro que algo muy cercano a la Drawing Machine de Joseph L. Griffiths, una máquina que haciendo uso de una bicicleta estacionaria puede reproducir interesantes patrones de color sobre la pared.
El artista, oriundo de Australia, pretende interpretar la relación entre el hombre y la máquina a través de sus representaciones artísticas. Con está máquina Joseph se propone regresar al hombre a las viejas tecnologías y animarlo a re-conectar con los mundos, tanto naturales como artificiales, a través de las artes manuales, a la par que envuelve a las personas en el “ciclo creativo”.
Busca replantear la posición del ser humano en la ecuación tecnológica, entendiendo el potencial que tiene el arte para impregnarse la vida cotidiana. Personalmente creo que su idea es maravillosa y no solo nos incita a cuestionar el verdadero significado del arte, además de los avances y limitaciones que nos hemos impuesto a través de la tecnología, sino que puede servir también como un interesante incentivo para que las personas hagamos un poco de ejercicio motivados por la diversión de crear algo. ¿No os parece?
Vía: Apartment Therapy